sábado, 3 de septiembre de 2011

DE LA CRONICA DE MARINA

Hacia un encuentro más iba, a pesar de las ganas de faltar por la resistencia que me causaba el saber que íbamos a trabajar sobre los resultados del escenario vacío, y las ansiedades que se despiertan al dramatizar.

¡Qué pocas somos! Fue la reacción al ver que faltaban varias personas, a pesar de las cosas que le podían haber surgido a cada una para faltar, la resistencia era lo que emergía grupalmente. Algo de las ausencias me enojó (que raro la enojona,) lo reconozco, pero las certeras palabras de Juan tranquilizaron…“se trabaja con lo que hay” y así fue.

¿Qué ansiedades nos despierta dramatizar?

Las respuestas empezaron a surgir, unas más rápidamente que otras…Mirar-ser mirado, el cuerpo, el descontrol, el equivocarse, la locura, fueron las ansiedades que fuimos reconociendo. Juan nos invita a rever para el próximo encuentro en que otras ansiedades nos reconocemos.

El pis - pucho nos llama, nos distendemos y volvemos para trabajar luego del break.

A caldear se ha dicho…cada una a su ritmo recorre el espacio, soltando de a poco los movimientos que del cuerpo se desprenden. Encuentro de miradas, miro a los ojos, me conecto y cambio de compañera, hasta quedarnos en parejas, para pasar a ser el espejo/reflejo del otro.

Ahora si…esta tarde sólo dos iban a ser las protagonistas, Romi y Tere pasaron “al frente” para trabajar sus escenas del resultado del escenario vacío.

Las escenas estaban marcadas por antagonismos: tener una mirada rígida o una mirada amorosa, ser Bella o ser Bestia. Estos polos fueron trabajados por las protagonistas mediante distintas técnicas, las cuales Juan iba proponiendo a medida que las escenas transcurrían.

A estas escenas nos sumamos algunas de nosotras por elección de las protagonistas, para ser parte, como reflejo, como la misma persona, como bestia, como bella, como madre castradora.

Ambas escenas iban hacia los mismos interrogantes:

¿Tengo que ser como quiero o como quieren los demás? ¿Qué pasa si no soy como el otro quiere? ¿Qué pasa si soy como el otro quiere? ¿Cuáles son las consecuencias? ¿Debemos ser sólo de una manera? ¿Podemos ser más flexibles? Puff!!!

Al abrir el grupo nuevamente, cada una de las protagonistas compartió lo que habían vivenciado emocionalmente en el escenario, lo cual se fue abriendo en cada una de nosotras, nos resonaba, ya que en algún punto nos tocaba.

“BIENVENIDAS A PSICODRAMA” nos dice Juan, con una amplia sonrisa. Nos dio la bienvenida a este maravilloso proceso, dejando en claro que se terminaron los jueguitos dramáticos y ahora si empezaba el real trabajo psicodramático.

Nos despedimos del grupo por hoy…

Al final a pesar de la resistencia, no fue tan grave, sino todo lo contrario, muy productivo y rico. Lo cual me deja como una cierta moraleja…o mejor dicho nota mental: No faltar a Psicodrama.

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