sábado, 1 de octubre de 2011

DE LA CRONICA DE CRISTINA

Un nuevo mes, un nuevo sábado, un nuevo encuentro. Esta vez, se hizo más larga la espera ya que no pude asistir al anterior. Estaba ansiosa por saber que había ocurrido. Durante el viaje Matilde me puso al tanto. Me contó acerca de las escenas que habían trabajado, las protagonistas habían sido Analía por un lado y Florencia por otro. Se mostraba muy entusiasmada por lo vivido. Mientras tanto yo pensaba si esta vez me tocaría a mí, que haría, ¿podría conectarme? ¿Qué sentiría?...

Así fue que llegamos, a tiempo por suerte, es uno de los pocos lugares a los logro llegar puntual. Después de los cálidos saludos nos sentamos en ronda para compartir unos ricos mates con galletitas, y esta vez con una exquisita chocotorta hecha por Silvina, y festejamos varios cumpleaños. Analía y Florencia hablaron de sus experiencias, leyeron las crónicas, esta vez fueron dos, por haber sido las protagonistas ambas escribieron. Las dos nos hicieron notar que esta vez, algo había pasado, con sus escenas y con aquellas personas que las “miraban” en el escenario vacío. Mi ansiedad crecía…¿qué pasaría hoy?

Luego, Juan Carlos nos aclaró temas relacionados con el texto que habla de los aspectos técnicos del psicodrama, Test del papel, mimodrama, sociodrama, diario vivo, y más...

En un momento Juan dice algo que parece ser una respuesta a mis pensamientos, ya que una y otra vez pensaba que esta vez podía ser la protagonista, y trataba de armar mi escena, “cuanto más me quiero defender más muestro” y hace referencia a cuando uno quiere prearmar la escena. Bueno, dije para mí ya está, basta de pensar, ya está, a relajarme!!!

Después del pis pucho, comenzamos el caldeamiento, ya nos había contado Juan que ahora en los caldeamientos se preparaba especialmente a los que más tarde protagonizarían las escenas, es así que nos propone comenzar a caminar y recorrer el lugar, pero esta vez sin mirar, con los ojos cerrados, y si pensábamos que no íbamos a poder respetar la consigna podíamos vendarnos los ojos con alguno de los pañuelos que allí se encontraban. Elegí esta opción, no confié en que pudiera soltar el control y no me tentara a espiar.

A partir de ese momento todo fue como mágico, la emoción comenzó a invadirme, sentía un nudo en la garganta y las lágrimas comenzaron a correr debajo del pañuelo. Caminaba lentamente, tratando de no chocar con otros, por momentos sentía que me chocaban, y dejaba que mi cuerpo se moviera y cambiara su rumbo pero sin decidirlo, me dejaba llevar. ( Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia), cada vez que esto sucedía, más me angustiaba, comenzamos a repetir una frase…”estás ahí”? en distintas formas y tonos.

De pronto teníamos que encontrarnos con otro, solo dos, no lograba encontrarlo, hasta que siento que me guían, después me entero que era Romina, fue hermoso, cálido, y esta vez las lágrimas ya se convertieron en llanto, nos despedimos y nos separamos…

Otra vez solas, así fue terminando el caldeamiento, nos sacamos los pañuelos, cuando nos estábamos yendo a sentar Juan me llama, me pregunta si imaginaba que iba a ser yo, y si, estaba segura que sí, no lo pensaba, lo sentía.

En mi escena aparecían dos personas, una, un amor del pasado, y otra mi actual pareja, quien elegí para la escena fue, Gladis, que “casualmente” protagonizó la otra escena.

De pronto esa persona idealizada, ya no me parecía tan perfecta, no era lo que yo recordaba, intercambiamos roles, fue reemplazada por Jerónimo, pero nadie era igual, nada era igual, nada era tan perfecto, Tengo que elegir a alguien para que sea mi actual pareja, le pido a Matilde que lo haga. Me molestaba tanto, me perturbaba, pero allí estaban los dos, uno reflejaba lo que más me gustaba de mí, la alegría, espontaneidad, dulzura, el otro lo que detesto de mí, el enojo, el control, la ira… Tengo que aceptar que ambos están ahí, también pude bajar de ese lugar idealizado a uno y comprender más a otro. Pero además una vez más sentí que las decisiones están en mis manos, basta de dejar que decidan por mí,…

Totalmente movilizada, volví a mi lugar, diría Analía, bienvenida al psicodrama!! Ya lo creo que si!!!!

Le tocó el turno a Gladis, quien la miraba era su hija, Malena, canción que ella cantó, Malena tiene pena…dice Juan..pero finalmente la persona que la observaba era su mamá. Quien nunca la miró, la acompañó Teresa en ese rol..

Fue tan emotivo, fuerte, Gladis pudo abrir su corazón y perdonar a esa mamá abandónica, mientras sonaba el tema Malena, todas nos emocionamos hasta las lágrimas.

Bueno después de esto nos reunimos, otra vez la ronda, la charla, creo que se van abriendo cada día mas nuestros corazones y rompiendo las corazas, Bienvenidos a psicodrama!!!!!!!

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